HIJO DE HOMBRE
A Augusto Roa Bastos
"Por eso la profunda melodía
injertada en mi sangre está gimiendo,
y si me muero, vive todavía".
A.R.B.
El silencio es, quizás, compañero inseparable
en la sombría noche de los tiempos.
Y todos los que vuelan a ese espacio han dejado de pensar o están soñando.
Acaso ya no salen las palabras,
acaso el sol, la luna, las estrellas ya no acuñan esperanzas.
Sin embargo, tu silencio nunca calla.
Es por eso, Hijo de Hombre,
por tu pueblo, nuestro pueblo indiferente,
yo te clamo,
yo te llamo,
¡oh patriarca de mi sangre!
vuelve ahora,
con tu misma plenitud nacionalista,
con tu misma paraguáyica bandera,
y desarma este montaje de exterminio, de dolor y sufrimiento.
Yo me rindo a tu silencio, Hijo de Hombre,
yo me rindo ante tu pausa sembradora,
que algún viento de algún mar encanecido
va plantando tu palabra y nunca mueres,
¡nunca mueres!
El silencio no es final, hermano mío,
el silencio es tu comienzo.
viernes, 26 de abril de 2013
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